La difícil decisión que no salvó de morir a ‘Mbeli’, un bebé gorila del Bioparc

29.09.2018

La veterinaria Cati Gerique y el resto del equipo del Bioparc de Valencia tuvieron que tomar hace unos días una elección difícil. El estado de Mbeli, una gorila de 10 meses que llevaba un tiempo enferma, se había agravado rápidamente hasta llevarla al borde de la muerte. ¿Debían dejar que se apagara sobre el lomo de su madre, de la que apenas se había separado desde que nació? ¿O debían cogerla para intentar salvarla?

"Había argumentos a favor y en contra tanto en una como en otra decisión, no es algo que esté escrito", dice Gerique. Al final optaron por intervenir: separaron a la madre del resto del grupo, la sedaron, tomaron a la cría e hicieron lo posible por curarla, sin éxito.

Los gorilas, de los que ahora hay 10 en el Bioparc, están en peligro crítico de extinción, el penúltimo escalón por gravedad en la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En peor situación solo se hallan aquellos animales extinguidos en la naturaleza -sin contar, claro, los que ya han desaparecido-.

Se calcula que entre todas las subespecies -Mbeli era una gorila occidental de la costa (Gorilla gorilla gorilla)- quedan algo más de 300.000 ejemplares en libertad. "Pueden parecer muchos, pero la situación es gravísima. Solo viven en el continente africano y están muy dispersos, de forma que cada vez es más difícil que haya intercambio genético entre las poblaciones". Los zoos como el Bioparc, que evitan meticulosamente la endogamia trabajando en red, representan una reserva de variedad genética con vistas a futuras reintroducciones, afirma la veterinaria.

La autopsia ha revelado que Mbeli, cuyo nombre procede de un bosque pantanoso situado en el corazón de la República del Congo -uno de los pocos bloques forestales sin historia de tala de la cuenca del gran río africano-, murió de un fallo generalizado del sistema inmunológico. Todavía no se conoce el resultado de todos los análisis. "Estamos ansiosos por saber qué ha pasado. Si fue el sistema inmunológico el causante del problema o si fue una infección galopante la que dañó al sistema".

Uno de los argumentos en contra de la intervención es que al haberse llevado a la cría, ni su madre ni el resto del grupo de primates saben qué le ha pasado. "La buscan y están tristes, desconcertados. Seguimos bastante preocupados por la madre, pero hasta ahora no ha dejado de comer ni ha tenido una reacción negativa hacia las crías de otras madres. No ha intentado por ejemplo llevárselas como pensamos que podía pasar".

Gerique señala que, de una u otra forma, habrían tenido que realizar una acción traumática. De haber muerto con su madre habrían tenido que llevársela enseguida, antes de que empezara a descomponerse, para averiguar qué le había pasado y tener más posibilidades de curar a otro gorila con la misma dolencia.


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